Volver a clases, a dejar de estar todo el día aburrido detrás de una pantalla, a ver a los amigos, a aprender con ganas, a correr y jugar. ¡Todo eso!! CON TODOS LOS CUIDADOS: aire libre, ventilación, distanciamiento, aforo seguro, mascarillas en espacios cerrados, agua y gel abundantes.

Con vigilancia y atención permanente de la salud de los niños, con vacunación completa de dos dosis, y con un Plan de infraestructura y saneamiento para todos las escuelas públicas: progresivo y con metas anuales. Queremos una nueva escuela, no queremos volver a la vieja precariedad. Escuelas públicas seguras y de calidad. Porque el derecho a la educación debe cumplirse a cabalidad.

Con transporte público seguro aireado, con aforo reducido, y que cuide a los niños en lugar de maltratarlos o dejarlos en la esquina.

Con maestros motivados, no perseguidos, bien remunerados, con oportunidades de capacitación diversas, respetados en su dignidad, con redes y trabajo cooperativo.

Esto es lo más urgente. Pero también hay otras cosas importantes para que sea un retorno no solo seguro, sino a una escuela transformada:

Regresar a clases en escuelas inclusivas, sin violencia ni discriminacion de ningún tipo. Con currículos flexibles y personalizados, pedagogías reinventadas, contenidos enriquecidos desde las regiones y comunidades, que recojan los temas de la crisis pandémica, comenzando por dos: 1. tener conciencia ambiental, cuidar la naturaleza para evitar mas virus: y 2. aprender a convivir y a solidarizarnos porque nadie se salva solo, somos un colectivo humano. 

Con aprendizaje por proyectos y desarrollo de las inteligencias múltiples de cada niño y niña. Con Ugeles transformadas, sin clientelaje ni corrupción.

En la post pandemia hay que soñar y construir a la vez. Para no volver a lo mismo sino a escuelas cada vez mejores y renovadas.

Como dice Eduardo Galeano 

“Qué tal si deliramos por un ratito, qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible… Seremos imperfectos. Porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses, pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero, y cada noche como si fuera la última” 

(La Utopía, Fernando Galeano)