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MAREMOTO EN LA POLITICA Y OLEAJES PROFUNDOS EN LA EDUCACION (II)

Post de artículo  en Diario UNO 6 agosto, 2019

Publicado: 2019-08-08

Vivimos una batalla vital por la democracia y la reforma política que enfrenta un proyecto ultraconservador, autoritario y antinacional. En él las posibilidades de un desarrollo humano con derechos y ciudadanía plena están seriamente amenazadas. 

Simultáneamente a la crisis política e institucional hoy recrudece el conservadurismo que busca influenciar también en la cultura y en la educación. Es tiempo de tender puentes entre la educación y la política. Como bien tituló Campodónico estamos en “el fin de los compartimentos estancos”. Toca incidir en el escenario amplio desde la acción educativa ciudadana.

En este marco se inicia la discusión del Proyecto Educativo Nacional (PEN) al 2036, cuyo documento preparatorio conlleva un viraje de enfoque que puede ser regresivo. El documento en consulta escamotea la responsabilidad del Estado y no plantea como meta central “el acceso universal e irrestricto a una educación integral, pública, gratuita y de calidad” tal como estipula el Acuerdo Nacional.

A diferencia del PEN anterior y de la Ley G.Educación, no se define con claridad el rol garante del Estado. Se propone que son el Estado y la sociedad quienes deben “hacer los esfuerzos necesarios para garantizar el derecho a la educación”. La sociedad (léase empresas, familias) no cumpliría un rol solo contributivo. El papel del Estado se achica y en debates preliminares se está planteando incluso reducir el Ministerio de Ed. a un organismo técnico más eficiente.

Se pasa del objetivo de eliminar la desigualdad educativa a un enfoque centrado en el aumento de las oportunidades de los individuos. No existe un diagnóstico claro de la sociedad ni de la educación. La pobreza y la inequidad son vistas como “circunstancias adversas” para los aprendizajes, no como síntomas de una situación de injusticia social y educativa a superar.

Es también un viraje respecto del concepto de derecho a la educación, que se distancia de los consensos nacionales. La educación parece situarse en un terreno neutro (¿el terreno del mercado?) en el que cada individuo puede y debe lograr “aprovechar las oportunidades educativas” y así mejorar su trayectoria. Son individuos de diferentes edades que reciben y/o buscan oportunidades. No son sujetos y colectivos con derechos vulnerados.

Hay finalmente un cambio en la proyección y utopía. La educación ya no sería parte del horizonte de transformación social y cultural que forje un sentimiento compartido, un “nosotros” y proyecte una sociedad distinta. No se propone formar integralmente a las personas para su realización plena y con sentido crítico y ciudadano, sino sólo individuos con las competencias necesarias a la altura de las exigencias productivas del siglo XXI.

El debate sobre el documento en consulta no es de carácter técnico sino político y debe abrirse a toda la ciudadania. Estamos en un escenario de disputa de sentidos sobre el desarrollo humano, la humanidad y la sociedad y sobre el rol de la educación en esta perspectiva. Evitar los oleajes regresivos en educación es tarea de todos.


Escrito por

Teresa Tovar

Socióloga por titulación y escribiente por fatal afición, creo que combinar indignación, risa y algo de esperanza es una buena receta


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