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MÉRITOS Y JUSTICIA

Post de artículo en Diario UNO,  18 marzo, 2019

Publicado: 2019-03-19

Próximamente pasará al Pleno del Congreso un proyecto de Ley que propone restituir a más de 10 mil directores y subdirectores cesados por desaprobar el concurso del 2014. La Ministra de Educación ha declarado que ello atenta contra la meritocracia de la Ley de Carrera Magisterial. 

El Perú necesita buenos maestros y buenos directores. Estos últimos tienen una función de liderazgo pedagógico que requiere ser estimulada. Los concursos para ocupar plazas directivas son pertinentes y terminan con la tradición de designación arbitraria que antes imperaba. Es posible mejorar los concursos, pero no desestimarlos.

Hace cinco años del total de 13 mil directores, se presentaron 8 mil al concurso, de los cuales 3 mil aprobaron. La propuesta de ley es liderada por los congresistas del apro-fujimorismo que intentan desesperadamente ganar respaldo magisterial en medio de su declive político creciente.

Ahora bien, la meritocracia no es un principio per se. Es un criterio de eficacia que debe ir de la mano de la justicia y del resguardo de los derechos. En el caso que discutimos, entra en conflicto con la justicia y con los derechos cuando las consecuencias de una evaluación son el despido o el maltrato.

Ningún maestro o director que desapruebe debe ser despedido, pues muchas veces su mala performance se debe a la mala formación docente permitida por el propio sistema educativo. En el caso del concurso de directores, los que no aprobaron no son despedidos. Tienen la posibilidad de continuar en la carrera magisterial como docentes y presentarse a nuevos concursos de ascenso y mejora.

Young alertaba acerca de las funestas consecuencias de hacer regir una sociedad bajo el único y restringido criterio de la meritocracia. Esta requiere ser resignificada desde una perspectiva social. De otro modo, la meritocracia sin justicia tan sólo ensancha los abismos sociales. Esto vale para docentes y estudiantes.

Una niña pobre de la Amazonía que asiste a una escuela bilingüe no puede competir en igualdad de condiciones con un niño de ámbito urbano que asiste a un COAR. Se requiere avanzar en la eliminación de todas las discriminaciones injustas para hacer posible la consideración de los méritos.

El tema de los directores no debe ser un hecho coyuntural. Es asunto clave de la calidad si concebimos a los directores como líderes de una transformación educativa de envergadura. Para ello, es necesario liberarlos de tareas burocráticas y colocar en el centro de su labor gestora la apuesta pedagógica.


Escrito por

Teresa Tovar

Socióloga por titulación y escribiente por fatal afición, creo que combinar indignación, risa y algo de esperanza es una buena receta


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