#ElPerúQueQueremos

Las mujeres se ponen los pantalones

Actores políticos y sociales recogen las voces de las niñas y reclaman que se elimine su obligatoriedad de facto.

Publicado: 2019-02-27

El uniforme escolar nace en Europa a fines del S.XIX. Surge en los colegios católicos que buscaban estandarizar vestimentas y a la vez instalar patrones de recato: las faldas de las niñas debían ir debajo de las rodillas. Pero los uniformes son también parte de los ritos escolares de una cultura militar que permea aún las escuelas y se ve en las formaciones, los desfiles, los alguaciles escolares y las rutinas con silbatos o campana. 

Entre 1940 y 1968, en el Perú se impuso el uniforme “Comando” color caqui en los colegios de varones. Confeccionado en dril, se buscaba que durara e incluía cristina, hombreras, insignias y distintivos. Los anuncios de venta de uniformes, mostraban un alumno desfilando con porte marcial con lemas como: “Arriba Perú con uniformes Combate”. Las mujeres estudiaban en colegios segregados por sexo y usaban faldas. La regla del uniforme escondía el afán de disciplinar los cuerpos con mandatos de rigidez y fuerza para los varones y de sumisión y vergüenza para las mujeres.

En 1968 Velasco estableció el Uniforme Ünico que los colegios privados tuvieron que aceptar a regañadientes y tenía una fuerte connotación de igualdad. Ya no era posible distinguir en la calle a un estudiante de una Gran Unidad Escolar de uno del Humboldt. Imperó más de 20 años luego de los cuales volvieron los uniformes diferenciados por colegio.

Con igualdad social o sin ella la historia del uniforme mantuvo la distinción de pantalones para los chicos y faldas las chicas. Actualmente algunos colegios particulares ya eliminaron los uniformes y alumnos y alumnas eligen su vestimenta de acuerdo a su gusto y a normas básicas de convivencia. La mayoría prefiere buzo, shorts o jean, independientemente de su sexo. Buscan comodidad y libertad, a la par que afirmación de su individualidad.

Hoy el debate es sobre la falda escolar. Actores políticos y sociales recogen las voces de las niñas y reclaman que se elimine su obligatoriedad de facto, pues aunque no es “obligatoria” por ley, los colegios la exigen.

Se reclama igualdad de derechos para las niñas ya que la falda restringe sus movimientos y actividades deportivas y además las coloca en situación de vulnerabilidad frente al acoso sexual. En contraste, voces arcaicas e ignorantes declaran que las chicas que usen pantalones se volverán lesbianas.

Son 3 temas cruzados en esta historia de los uniformes. 1. El cuestionamento de los uniformes como política de estandarización. 2. La democratización de la vestimenta escolar para que no implique discriminación social; y 3.La demanda de eliminar los estereotipos de género y defender los derechos de las niñas a no ser violentadas o sometidas. Hay que resolver los tres.


Artículo publicado originalmente en Diario Uno (25 febrero, 2019)



Escrito por

Teresa Tovar

Socióloga por titulación y escribiente por fatal afición, creo que combinar indignación, risa y algo de esperanza es una buena receta


Publicado en