Educación versus corrupción
Post de artículo en Diario UNO 17 julio, 2018
La publicación de numerosos audios que desnudan la corrupción operando en el sistema judicial, el Congreso y otras instituciones, ha devenido en un momento decisivo para el país.
La lucha contra la corrupción es el partido que hoy se juega en el Perú y desafía también el quehacer educativo en varios sentidos.
1. De un lado democracia, ética y educación van juntas y los responsables de la tarea educadora están llamados a involucrarse activamente junto a otros actores.
Hoy en día se ha despertado un profundo sentimiento de indignación que opone la honestidad a la deshonestidad como asunto demarcatorio en el sentido común. Sobre esta base es posible forjar una amplia alianza de todas las instituciones y movimientos que constituyen la reserva moral de la patria para impulsar procesos que la rescaten de las manos de la mafia. La educación no puede ponerse de perfil o al margen de esta contienda.
2. De otro lado, la tarea educativa tiene que contextualizarse en la profunda crisis ética que hoy nos remece.
Su abordaje tiene que entrar por la puerta y no por la ventana de los centros educativos, planteándose como dilema moral. Estudiantes de un colegio nacional de Iquitos que salieron a protestar y lavar la bandera dieron ya la pista y mostraron que la indignación ha invadido también a las escuelas. Hay dos posibilidades: ignorar la crisis y dejar que las nociones de lo honesto y lo deshonesto se confundan, dañando los referentes morales de alumnas y alumnos; o enfrentarla promoviendo la lectura informada, el pensamiento crítico, la indignación por los hechos bochornosos y la sensibilidad por los asuntos públicos.
Hoy es momento de creatividad pedagógica para remover los esquemas tradicionales de aprendizaje que imperan en las aulas. Es preciso instalar la enseñanza basada en problemas en lugar de la afincada en áreas curriculares. Será posible por ejemplo que los estudiantes cuenten el número de jueces y autoridades corruptas (matemáticas), que reconstruyan la historia de la mafia(historia), que lean y escriban sobre los hechos de corrupción (lectoescritura), que ubiquen en el mapa las instituciones y autoridades involucradas (geografía),etc. Será indispensable además romper los muros de la escuela, recuperar otros espacios de aprendizaje y alterar la rigidez de las rutinas de la gestión educativa.
3. Finalmente, la educación requiere de contextos democráticos para plasmarse como parte de los derechos humanos.
Hoy estos derechos están en riesgo porque la corrupción se ha dado la mano con la infamia: magistrados han exculpado y liberado a violadores de niñas y adolescentes, afectando directamente su derecho a vivir y estudiar sin miedo.
Este 28 de julio las escuelas deben izar la bandera a media asta, como señal de protesta nacional ante la degradación inaceptable de nuestra democracia.