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La educación cómplice de feminicidio

Actualización de  post

TERESA TOVAR SAMANEZ

Publicado: 2018-05-29

La muerte de Eyvi Agreda quemada en un bus nos sacude a todos. Pero remece en especial a la educación. Porque los feminicidios se cultivan también en la escuela, donde las niñas y niños pasan 11 años  de sus vidas.

Por ello el mejor homenaje a Eydi es que el MINEDU se ponga firme y mantenga el enfoque de igualdad género, sin ceder a la ofensiva conservadora.

Porque quitar  el enfoque de género de la educación no es un problema de vocabulario. Significa que quienes dirigen la educación  deciden no intervenir en el problema de la violencia de género. Deciden por ejemplo que enseñar  a leer es independiente de  que los niños crezcan creyendo que son superiores a las niñas.  Implica  aplaudir a los niños que multipliquen aunque  dichos niños "exitosos" piensen abofetear a una enamorada es "normal". Quiere decir que está bien decirles a las niñas que "no provoquen" con su vestimenta, y que no importa si una niña crece  y estudia con miedo, porque ella tiene que "cuidarse" y "defenderse". 

Tan o más urgente que las normas para sancionar la violencia contra la mujer, es priorizar la educación en igualdad de género que la previene y evita. Si se quita la palabra género del currículo y de los materiales educativos, el Ministerio  se estará lavando las manos, será cómplice de los actos de violencia, acoso y feminicidio que hoy sacuden el país. El deber del Estado es defender a las niñas, responsabilizarse por ellas, no dejarlas a su suerte.

La escuela, al igual que el bus, es un espacio público, que debe ser seguro para las niñas y para las mujeres del Perú.

El presidente Vizcarra después de su lamentable mención sobre la muerte de Eyvi como "un designio de Dios",  ha hecho pública su decisión de declarar de interés nacional y prioridad del Estado la lucha contra la violencia hacia las mujeres.  Corresponde  a la educación cumplir el Plan Nacional Contra la Violencia de Género 2016-2021 que establece una ruta estratégica para cambiar los patrones socioculturales que legitiman y exacerban la violencia. Modificar estos patrones, creencias y costumbres es un problema educativo, cultural y formativo. Corresponde a la escuela eliminar los estereotipos que exacerban, toleran o legitiman la violencia, inferioridad o subordinación  de las niñas y mujeres.

A continuación reproducimos nuestro post del  artículo publicado en Diario UNO 29 mayo, 2018


"PIERDEN LAS NIÑAS

El Ministro de Educación afirmó (13 mayo) que el currículo asegurará los derechos, deberes y la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres. Frente a ello (15 mayo) las NN.UU señalaron que modificar el currículo erradicando la igualdad de género sería un retroceso que afectaría a más de 7 millones de niñas, niños y adolescentes en su derecho a una educación sin discriminación. 

Hemos escuchado declaraciones preocupantes en círculos oficiales. “Es un problema semántico”, “¿por qué no reemplazamos la palabra género por igualdad de oportunidades?”

La igualdad de oportunidades es importante pero insuficiente.Significa que las niñas y niños accedan al servicio educativo por igual. Pero que se matriculen no evita que sean acosadas en patios, aulas y calles. Ofrecerles que terminen su secundaria es un saludo a la bandera si se las denigra por estar embarazadas. Que estén sentadas en las carpetas junto a los niños no erradica las burlas y el escarnio (88% de burlas hacia las mujeres en aulas). El bullyng homofóbico es también una triste realidad. No sólo es cuestión de igualdad de oportunidades, sino de respeto a la dignidad de todo niño o niña al margen de su identidad sexual. La igualdad de género no sólo es acceso, sino reconocimiento, empoderamiento y erradicación de la violencia.

La acometida conservadora contra el currículo es solo la punta del iceberg. Es seguida por la ofensiva en los textos escolares. Las alarmas se encienden con las recientes consultas técnicas sobre materiales educativos. Varios textos de “comprensión lectora”que .están ya en 1,200 aulas son claramente tendenciosos e inducen a asumir ideas retrógradas, marcadas por una postura confesional. Se fomenta la idea que el sexo es un regalo de Dios para la procreación de los hijos, aceptable “dentro del santo sacramento del matrimonio”, de lo contrario es “inmoral”. Se promueve la educación sexual basada en la abstinencia y el temor de las adolescentes ante su sexualidad.

La Red Nacional de Educación de la Niña FLORECER plantea incorporar la igualdad de género en el conjunto de los procesos de aprendizaje y esto incluye tanto el currículo como los materiales, el lenguaje, la formación docente, el trato y los roles asignados a niños y niñas. Es con todo ello que hoy se educa a las niñas para ser subordinadas, sumisas, vergonzosas de su sexualidad, pasivas y resignadas a la violencia. Algunos dicen “no hay que poner en riesgo el currículo por una palabra”, pero lo que está en riesgo hoy es la vida de las niñas. Sin educación en igualdad de género, la violación, la homofobia y el feminicidio seguirán prosperando.

No es un asunto semántico. Con un retroceso del gobierno en este tema crucial perderán las niñas".


Escrito por

Teresa Tovar

Socióloga por titulación y escribiente por fatal afición, creo que combinar indignación, risa y algo de esperanza es una buena receta


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