El año en que estallaron las cuerdas separadas
Balance 2017
Post de articulo en Diario UNO el enero 8, 2018
El 2017 fue sacudido con cuatro hechos de impacto. En enero apareció el movimiento conservador “con mis hijos no te metas” que enfiló sus ataques a una supuesta “ideología de género” en educación. Enseguida el fenómeno del niño costero asoló el país y retrasó el año escolar, patentizando a la vez los efectos del cambio climático. En agosto estalló un contundente conflicto magisterial que evidenció la precariedad de la reforma sustentada en un magisterio pauperizado. Finalmente el año se cierra con el indulto negociado en el poder en medio de un mar de corrupción y de la pretensión de convertir al dictador en héroe incluso en los textos escolares.
Mientras tanto, las reformas educativas continuaron implementándose, como ocurre ya hace años, en una lógica tecnocrática encapsulada, que transcurre en cuerdas paralelas a la escena política y social. Hoy éste es un vano intento. Las interrupciones a la tranquilidad de las agendas técnicas programadas han devenido en una seria amenaza de cortocircuito. Actualmente asistimos al fin de un estilo de implementar cambios en educación casi automatizados, que programa aprendizajes no conectados entre sí; que invisibiliza los conflictos sociales, que omite el contexto de corrupción y el deterioro ambiental; y que se gestiona con economistas obsesionados por resultados cuantitativos en medio de la tempestad social y la crisis política.
La reforma educativa en piloto automático ya no es posible. Está cercada por dos amenazas. De un lado por el juego de tronos mafiosos en el poder; y, de otro, por el movimiento social. En el primer caso, los gestores educativos serán obligados a acomodarse a las genuflexiones con el fujimorismo corrupto y ultraconservador. En el segundo tendrán que enfrentar un nuevo conflicto magisterial ya en ciernes y, a la vez afrontar el movimiento retardatario “con mis hijos no te metas”.
Son tiempos políticos que dificultan cambios en educación. La sostenibilidad de las políticas hoy está seriamente limitada por el estilo de cuerdas paralelas. Si se insiste en ellas, no se necesita ser adivino para preconizar que se darán mayores retrocesos. Los conservadores vendrán por más. La posibilidad de consolidar algunos avances y emprender cambios educativos de envergadura dependerá de las presiones y demandas desde la sociedad, y del eco que logren en un sentido progresivo.
Hoy se requiere que la educación sea parte de una alianza cultural por recuperar al Perú de la corrupción, el oprobio y el fundamentalismo del mercado.