Cuatro años de gobierno en educación
Teresa Tovar Samanez
1. Balance general
En marzo del 2015, a un año del fin del gobierno de Ollanta el Ministro Saavedra hizo un balance anticipado sobre educación. La exposición se ordenó por políticas. Se extrañó una visión de conjunto que la articule con un imaginario de país. Destacamos seis aspectos centrales a considerar:
Prioridad. El balance se da cuando el crecimiento económico se agota. Es claro que el gobierno no apostó a por la educación en la época de las vacas gordas y esta decisión se implementó vía candados del MEF. El aumento del 0.5% del PBI este año es tardío e insuficiente. El propio Ministro manifiesta que es imposible mejorar los aprendizajes sin mayores recursos ya que ellos solo aumentan en países que gastan más de 5 mil dólares por alumno/año.
¿Igualdad? Significa no solo oportunidades sino integración. Los Colegios de Alto Rendimiento la contradicen y focalizan esfuerzos y recursos en espacios segregados. Aún en el sentido restringido de igualdad de oportunidades se reconoce que las brechas socio-educativas siguen siendo enormes señalando que no se avanza con velocidad suficiente. Pero no es cuestión de velocidad sino de tendencia. No sólo hay atraso sino abismos. Durante los últimos 8 años las brechas territorial y urbano-rural han crecido y siguen aumentando. Las regiones con peores resultados son las de mayor pobreza, población rural mayoritaria, menos ingresos per cápita e inversión inferior en educación.
Calidad educativa. Hay avances en algunos aprendizajes pero se reduce el concepto de calidad a logros mensurables en matemáticas y lectura. No se alude al desarrollo pleno de las personas a lo largo de toda la vida, a desarrollar la sensibilidad y asumir la reciprocidad y el buen vivir como criterios nodales. Por el contrario se sustituye el fin (las personas) con el medio (aprendizajes y desempeños), para lo cual se reafirman cuestionados elementos como el bono por desempeño, que distorsiona el acto de educar sustituyéndolo por entrenamiento para las pruebas.
La época. Lo ambiental y la formación ética brillan por su absoluta ausencia, pese a que están hoy en el centro de la agenda de desarrollo poniendo en cuestión modos de vivir destruyendo la vida. El desafío de una educación más allá de la escuela tampoco aparece en un mundo donde ésta ya no es el eje del conocimiento. Una escueta alusión a la sociedad educadora enfatiza la alianza con el sector privado.
El factor clave. Los maestros siguen siendo el talón de Aquiles. Son aludidos en términos de meritoracia, no como actores. Los estímulos y reconocimientos no llenan el vacío de un piso salarial insostenible. Todos saben que 1,300 soles no es un salario digno ni suficiente, pero la mayoría calla.
Lucro o derecho. Grave omisión sobre la instalación del lucro en educación. Se anuncia fiscalización de la educación privada pero las condiciones para que siga creciendo continúan, lo que favorece la dilución de lo público. Se justifica la intervención privada para cubrir el vacío de Estado.
Considerar estos aspectos llevan a hacer de la educación un movimiento social y cultural para la transformación del país.
2. Las brechas crecen
En un país fuertemente segregado la igualdad no ha sido el fiel de la balanza en la gestión.
Luego de un inicial impulso a la educación intercultural bilingüe hoy se priorizan los Colegios de Alto Rendimiento que privilegian a un grupo de alumnos y diluyen la concepción de escuela como espacio inclusivo. Ello se complementa con el lema “rumbo a la nota más alta y el cuestionado bono docente/rendimiento escolar.
En contraste, la gestión invisibilizó, redujo o eliminó la educación comunitaria, la educación ambiental, la educación sexual, la educación inclusiva para estudiantes con discapacidad, la educación para jóvenes y adultos.
La gestión no ha frenado la desigualdad. En los últimos 7 años la brecha urbano/rural aumentó de 15 a 33 puntos en los aprendizajes de lectura y de 4 a 16 puntos en matemáticas. La brecha escuelas unidocentes/polidocentes creció de 15 a 29 puntos en lectura y de 3,6 a 16,6 puntos en matemáticas. Un avance importante es la reducción de la brecha colegios públicos/privados en matemáticas: de 4,7 a 1,3 puntos. Regionalmente tenemos un mapa al revés con Loreto, Ucayali y Huánuco en un extremo con mayor pobreza y ruralidad y menores resultados e inversión en educación; y Moquegua, Tacna, Arequipa y Lima en el otro extremo, con indicadores exactamente contrarios. Aparecen nuevas brechas que se ignoran: los niños que estudian respirando metales contaminantes como mercurio, arsénico y plomo (el 100% en zonas como Espinar).
El debilitamiento de los temas de igualdad en educación y su peligrosa combinación con propuestas segregadoras no es ajeno a lo que ocurre en el país, donde la hoja de ruta para un desarrollo endógeno y justo, se ha abandonado para privilegiar la inversión y lucro privados.
El gobierno ha implementado un modelo de calidad extrapolado de la lógica de mercado, que la reduce a algunas habilidades instrumentales y privilegia la medición estandarizada de dos asignaturas. Vigente en muchos países e impulsado por organismos internacionales como el BM el modelo está hoy seriamente cuestionado.
La Campaña Peruana por el Derecho a la Educación y diversos expertos objetan la puesta de lado de la capacidad crítica, la solidaridad y la ciudadanía; cuestionan la estandarización y su contraposición a las inteligencias múltiples; precisan que medir no es igual que evaluar; alertan la distorsión la enseñanza convertida en entrenamiento para test; denuncian el reemplazo de las comunidades de aprendizaje por una meritocracia individualista. Proponen reemplazar las asignaturas por problemas, plantear currículos abiertos, valorar la diversidad, asumir la enseñanza y evaluación personalizadas, privilegiar los procesos y la motivación reduciendo drásticamente las mediciones y responsabilizar al Sistema Educativo y no sólo a los maestros.
¿Queremos educar para la realización plena de todas las personas en un país justo, o queremos educar para las mejores notas, la competitividad y el "éxito" de algunos?
3. Los maestros en la última fila
Luego de un cambio de gabinete intrascendente en materia de política económica y casi terminado el ciclo de crecimiento, la precariedad de la profesión docente tiene pocas posibilidades de ser revertida.
¿Se apostó por los docentes en estos años? La Ley de Carrera Magisterial superó el desorden de regímenes laborales y planteó un horizonte de 8 niveles con un progreso para el maestro que asciende. La propuesta tuvo desde el inicio un serio límite: el piso salarial absurdo para el maestro que empieza: 1,200 1,300 soles ($400). El techo es también reducido: pueden llegar a ganar hasta 4 mil soles en el VIII nivel o 5 mil si son directores. El piso salarial docente en Chile y Brasil es como nuestro techo: $1,400. El máximo de salario docente hoy equivale al promedio de los años sesenta, cuando era una profesión atractiva. La precariedad es reconocida por el actual ministro que quiere duplicar el salario pero sin mover el piso. Organismos como la OCDE señalan que el sueldo docente es 33% más bajo que el de otros profesionales. Se trata de una verdad del tamaño de una catedral pero que se disfraza o silencia con impericia.
¿Por qué? No se destinan recursos suficientes ni siquiera para financiar la carrera. El MEF regatea derechos y salarios de manera inversamente proporcional a los incentivos a la inversión privada. No sorprende que sólo se hayan abierto 20,000 plazas de nombramiento (se ampliaron de 8,000 a 20,000), mientras que la cantidad de contratados (90,000) se incremente exponencialmente porque solo “cuestan” 1,100 soles cada uno. Las plazas para reubicar docentes también se escamotean: sólo 50,000 hasta el 2,015. De ellos, los reubicados en las escalas V y VI son una minoría: alrededor de 8,000 maestros que ganan entre 2 y 3 mil soles. Debajo hay 42,000 entre la II y IV escalas ganando entre 1,400 y 1,900 soles netos. La gran mayoría: 200,000 sigue con una media de S/.1,400 y los jubilados ganan la indecencia de S/.680: menos que el salario mínimo.
Paralelamente, el rol profesional del maestro se ha ido estrechando. La tendencia es clara: las evaluaciones e incentivos premian la capacidad de ser buenos entrenadores de test estandarizados. El Marco de Desempeño Docente va quedando atrás y la esencia del saber pedagógico encaminado a formar seres pensantes, autónomos y partícipes de la construcción de su entorno, se transforma en un espejismo.
Tanto la educación como el magisterio son presa de una mirada instrumental donde las metas-rendimiento ahogan la calidad. Simultáneamente los maestros deben rendir altos desempeños pese a haber sido perjudicados por una pésima formación que es una deuda pública pendiente no reconocida.
Resalta finalmente el primado de una concepción autoritaria que deja fuera al magisterio de la actoría en las decisiones educativas. Parcialmente consultados para la Ley Magisterial que aún no logra “licencia social” plena, hoy los maestros constituyen únicamente asalariados precarios y convidados de piedra en el debate sobre la agenda educativa.
4. La educación en tiempos de indignación
Las políticas han pulverizado el tema de Sociedad Educadora. Es un punto del Proyecto Educativo Nacional sobre el que no se rinde cuentas y última prioridad en el Ministerio de Educación.
Foro Educativo realizó una Conferencia sobre este tema en un contexto conflictivo donde niños y adolescentes aprenden de todo: que un presidente de la CONFIEP que roba puede pasar piola mientras que un agricultor que ejerce su derecho ciudadano a protestar es acusado de delincuente ; que el número de militantes apristas vinculados al narcotráfico es una ecuación sin resolver; que el valor de Máxima Acuña es inversamente proporcional al desprecio de la chola Jacinta; que el poder hace oídos sordos a las demandas de los pueblos indígenas; y que, pese a todo, Arequipa se pone de pie, los jóvenes de Lima defienden la cultura, las áreas verdes y logran frenar leyes abusivas como la ley Pulpín.
Hay todo un mundo por descifrar que requiere una educación radicalmente distinta. Experiencias internacionales cuestionan la prueba PISA, reemplazan asignaturas por proyectos vivenciales y contextualizados; reintroducen el arte y las humanidades para cultivar la sensibilidad y la ética en un mundo inundado de discriminación y corrupción; promueven el aprendizaje en redes y colectivos para contrarrestar el todo vale y el sálvese quien pueda propios de la competencia salvaje de la “modernidad”. Son evidencias de que el modelo educativo vigente 200 años ha entrado en franca crisis.
¿Y en el Perú qué se ha hecho? Exactamente lo contrario. Sacralizar el modelo y encapsular en la escuela el “aprendizaje”posible, desterrando todas aquellas estrategias que la relacionaban con el entorno y que ya existían desde los 70s.
Salazar Bondy planteó la educación en todas partes y a lo largo de la vida, vía la educación comunitaria y la educación alternativa; propuso una educación crítica y la constitución de cada estudiante como creador de cultura y partícipe de su realidad social. Posteriormente surgieron otras iniciativas como la educación ambiental de cara a los ecosistemas y pueblos; la tutoría para la convivencia y la igualdad de género; la inclusión educativa y social de niños con discapacidad; la educación intercultural-bilingüe, la formación desde el deporte y la cultura.
Luego de 4 años casi todas estas estrategias innovadoras han sido eliminadas o arrinconadas. Se ha suprimido la “Semana de democracia” y borrado de la web del MINEDU los materiales sobre ciudadanía.
Se pone así al margen lo que por su potencia innovadora debería estar al centro de la acción educadora; y se coloca al centro una escuela automatizada que enseña por asignaturas no conectadas entre sí, invisibiliza los conflictos sociales, evalúa obsesivamente, margina o segrega a los estudiantes que malogran el estándar “ideal” y sustituye la colaboración por la competencia. Solo quienes sacan la nota más alta son los privilegiados que sobreviven en una sociedad-jungla.
5:¿Lucro o derecho?
La gestión inicial afirmó el primado de la educación pública pero no pudo contrarrestar su precarización.
La apuesta inicial por la educación pública y la inclusión social de la gestión gubernamental se fue achicando en la convivencia con el primado de la lógica del mercado y de una progresiva injerencia el MEF y de las políticas del Banco Mundial en las políticas educativas.
El impulso a la escuela pública y a la educación bilingüe intercultural por la Ministra Salas no tuvo contrapartida en la asignación presupuestal. El estancamiento de la inversión en educación en 3% del PBI, ocurrió en el mismo lapso en que tuvimos cifras de incremento del PBI del 7% y, paradógicamente, al mismo tiempo en que la tributación minera se redujo en 48%. Las altas tasas de crecimiento económico convivieron con situaciones graves de desigualdad y un silencioso incremento de la educación privada gobernado por una lógica de lucro y sin garantía de calidad. En Lima, Arequipa y otras ciudades la educación privada es la mitad de la matrícula y en el 2021 será mayoritaria. Creció al amparo del DL 082 dado por Fujimori que inexplicablemente no ha sido derogado para la educación básica, permitiendo la proliferación de escuelas sin control de calidad que sólo sirven como negocio y lucro para sus promotores. La ley Universitaria permite el lucro en universidades privadas a la par que las exonera de impuestos,
En la gestión de Saavedra se produce un aumento tardío del presupuesto educativo en 0.5% del PBI: 4,000 millones de soles, que resulta insuficiente. Aún con éste incremento el Perú gasta en educación por debajo de la media en A.Latina (4.5%) y tres veces menos que Chile, Colombia o Argentina. El Ministro reconoce que es imposible mejorar los aprendizajes sin mayores recursos ya que ello sólo ocurre cuando se gasta más de 5 mil dólares por alumno/año.
En estos cuatro años la exclusión social fue débilmente atendida por programas focalizados. Los Programas de inclusión social (considerando Beca 18) alcanzaron sólo el 0.7% del PBI y no lograron revertir la tendencia de ampliación de la desigualdad . Los recursos para atender a poblaciones vulnerables (estudiantes con discapacidad, jóvenes y adultos, niñas, escuelas de la amazonía, etc.) fueron sumamente restringidos. En conjunto se invirtió menos en las zonas de población rural mayoritaria y menos ingresos per cápita que son los que mostraron los más bajos resultados de aprendizaje.
No se invirtió en el factor clave: el docente. La Ley Magisterial no tuvo financiamiento consistente ni para las plazas ni para salarios. Se implementó sobre un piso salarial insostenible, equivalente a 400 dólares (la tercera parte del salario docente en Chile y Brasil). La precariedad remunerativa del docente silenciada al inicio del gobierno fue finalmente reconocida por el ministro Saavedra, quien prometió duplicar el salario pero terminó negando la posibilidad del mover el piso.
En el último tramo se dan medidas que expresan una peligrosa tendencia a implantar la lógica de mercado en la educación.
En primer lugar las Asociaciones Público Privadas (APP) que funcionan con préstamos privados que se combinan con recursos del Estado. El 62% del incremento presupuestal público del 2015 va para las APP mientras el gasto dirigido a centros estrictamente públicos se estanca. Según estudios internacionales como el de la Böll Foundation (Böll Foundation N.America y la Red Latinoamericana sobre Deuda: “Infraestructura: ¿para la gente o para el lucro?) las APP terminan siendo una forma de subsidio estatal al sector privado, transfiriéndole recursos públicos y trasladando los riesgos de la inversión privada a usuarios, contribuyentes y Estado vía incentivos tributarios, transferencias por adelantado, licencias para fijar tarifas en los servicios prestados, etc. (ver Diane Ravitch (2010), The death and life of the great American school system. How testing and choice are undermining education, publ. por Basic Books, California; Robin Alexander et al.2010; Beatrice Ávalos, Premio Nacional de Educación Chile 2013, Ernesto Treviño et al. ¿Segregar o incluir?: esa no debería ser una pregunta en educación, Revista Docencia Nº 45 dic 2011, Santiago. Beatrice Ávalos, Premio Nacional de Educación Chile 2013 , Colectivo Una Nueva Educación y el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), Carta pública sobre evaluación censal, set 2013)
Por otro lado se ha establecido el “bono-escuela”, incentivo monetario anual para maestros y directores de las escuelas de primaria que obtengan los mejores mejores resultados en la prueba censal. Esta medida contradice los consensos académicos latinoamericanos sobre los impactos de mecanismos de mercado en términos de segregación social que señalan que la competencia entre escuelas lleva a excluir o estigmatizar a las que están en desventaja y advierten que el uso de la evaluación docente o de estudiantes para castigar y/o recompensar económicamente, incita a la competencia entre los actores de la educación en lugar de fomentar la cooperación.
Se ha anunciado la “beca oportunidad”, crédito universitario para alumnos de bajos ingresos. En Chile, Brasil y otros países, los estudiantes quedan endeudados por muchos años para pagar este tipo de créditos que terminan elitizando la educación superior a la par que posibilitando el creciente negocio con ella.
Finalmente los Colegios de Alto rendimiento (COAR) separan a unos alumnos de otros, segregándolos y condenan a los no “elegidos” a una educación de menor calidad. Transgreden la Ley de Educación que preconiza la inclusión social con igual calidad sin desmedro de la atención diferenciada que requieran por género, etnia, capacidad o cualquier otro motivo, pero al interior de la misma escuela, no en colegios segregados. Contravienen la función de la escuela es un espacio público de encuentro y de ciudadanía donde se debe fortalecer la integración y cohesión social.
Mientras tanto en Chile están de vuelta del modelo de mercado y van a cambiar la Constitución para eliminar el lucro de la educación. La Ley de Inclusión Escolar ha establecido la gratuidad, acabado con la discriminación en la admisión escolar con el lucro en la educación pública. Los colegios no podrán seleccionar a sus alumnos por su condición social, cultural, religión, capacidad ni rendimiento escolar, y quien lucre con la educación devolverá el dinero malversado más una multa del 50%. Se incrementa la inversión pública en educación y se proyecta un proceso gradual de reconversión: para el 2018 el 93% de los estudiantes estudiarán en colegios gratuitos.
Se ha perdido el norte. El objetivo central era y sigue siendo cerrar brechas y eliminar la desigualdad.